• Sobre Ángel Ortega

    Me gustaría compartir contigo la historia de mi vida a través de algunas experiencias que la han marcado, desde estar quebrado tres veces hasta conocer a mentores y maestros que la han impactado profundamente, y como la felicidad, aunque a veces sin darme cuenta, siempre me ha acompañado en el camino…

    Creo que muchos podremos coincidir en que la etapa universitaria es una de las mejores de nuestras vidas y siempre la recordamos con un cariño muy especial debido a recuerdos inolvidables y experiencias increíbles. Así fue para mi en el año 2002, cuando estudiaba Ingeniería Industrial en la Universidad la Salle, cada día esperaba con ansias que diera la una de la tarde para iniciar el entrenamiento de gimnasia con quien se convertiría en uno de mis más grandes mentores de vida, nuestro coach: Juan Pablo Moguel, quien en cada inicio de entrenamiento nos formaba y compartía reflexiones impresionantes. Recuerdo como si fuera ayer cuando nos dijo por primera vez, “el hombre extraordinario se hace mientras el ordinario duerme”. Sin darse cuenta sembró una filosofía en mi espíritu que hasta hoy resuena en mi corazón, reforzada por otra de sus lecciones: “Siempre habrá un amanecer glorioso para un puñado de valientes que se atrevan a conquistarlo, ¡sólo atrévanse!”

    Pero la vida tiene momentos de todo tipo, no todo resulta como uno quiere pero siempre se tiene la oportunidad de crecer. Eso lo entendí mucho mejor siendo becario de Finanzas de Región Norte en Coca-Cola de México, en el año 2005. Una de mis responsabilidades era actualizar el reporte de ventas semanal y en una ocasión cometí un error en una de las franquicias más importantes, el cual fue evidenciado ante toda la región por el Gerente de dicha franquicia. Sintiéndome muy frustrado fui a la oficina de Alejandro Romero, quien entonces era mi jefe, y en lugar de reprimirme me dio una gran lección al decirme: “Ángel, el único que no se equivoca es el que no hace nada”, nunca voy a olvidar su reacción, sus palabras, lo que me hizo sentir y lo que me hizo crecer.

    Años más tarde, en el 2011, inicié junto con mi mejor amigo algo que se convertiría en una de mis más grandes satisfacciones de vida, un equipo que se convirtió en una familia llamada MAP. Debo confesar que hasta hace algunos meses, tal vez un poco arrogantemente, pensé que gracias a esa etapa de mi vida impacté la vida de miles de personas a lo largo de 9 años, pero hoy entiendo que fue totalmente al revés: miles de personas impactaron mi vida a lo largo de esos 9 años y dejaron huellas imborrables, inumerables recuerdos, glorias inolvidables, por supuesto también fracasos y derrotas que en su momento fueron muy doloras, pero una de las lecciones que nunca olvidaré será la importancia de tener una misión clara. Nuestra misión como equipo durante todos esos años fue “Ser un equipo que trascienda en la historia generando líderes íntegros y felices que impacten positivamente en la humanidad”. Un enunciado que al enunciarlo sigue haciendo hasta hoy que se me ponga “chinita” la piel. Pero no sólo fue una misión de equipo, incluso logré descubrir mi misión personal: “ser un ejemplo y fuente de inspiración de crecimiento y mejora continua”, algo que se ha convertido en combustible y energía ilimitada para vivir mi vida al máximo desde entonces.

    Los aprendizajes continuaban y fue mi hambre de aprender cosas nuevas, de seguir creciendo, de llegar más lejos, lo que me llevó a conocer a otro gran maestro y mentor que sin duda se ha convertido en un referente para millones alrededor del mundo, Anthony Robbins. Fue en abril de 2012, que me encontraba en Nueva York. Era la segunda vez que tomaría el curso llamado UPW (Unleash the Power Within), pero ahora llevando a 27 personas de mi equipo conmigo por el poder que tiene este programa de 4 días de transformar la vida de cualquier persona que lo tome y por supuesto, una de las vidas que cambió fue la mía. No habían pasado más de 2 horas de iniciado el curso cuando empecé a llorar como pocas veces en mi vida cuando Tony explicaba que las cosas nunca te pasan a ti, sino que pasan PARA ti y que incluso aquello que es doloroso sucede para construirte. Estas palabras trajeron de inmediato a mi mente la pérdida de un familiar muy cercano y que quería muchísimo a los 11 años, lo cual, hasta ese momento, me había atormentado, pero ese instante fue totalmente liberador, literalmente “un antes y después en mi vida”, ya que gracias a él, pude darle un significado absolutamente distinto a esa pérdida y comenzar a ver de una manera mucho más empoderante las cosas que experimento en mi día a día.

    La vida me seguiría llevando por un mar de autoconocimiento y empujándome a expandirme cada vez más, así, un par de años después, era el verano de 2014 y ahora conocería a uno de los maestros más importantes en el mundo desde el punto de vista espiritual, ¡Wayne Dyer!. Zarpamos del puerto de Civitaveccia y recorrimos lugares espectaculares a lo largo del Mediterráneo, una combinación de belleza, historia y misticismo. Santorini, Efeso, Estambul y otros lugares fueron testigos de cátedras magistrales de este gran maestro, quien en una de las lecciones que impartió a bordo del Celebrity Equinox nos hizo ir a la popa del barco para reflexionar acerca de la relación mental que muchas veces hacemos de nuestro pasado con nuestro futuro, pensando que estamos condenados a seguir un mismo patrón de resultados en la vida, a tener lo mismo siempre, a creer que nuestro futuro está determinado por nuestro pasado, olvidando la posibilidad constante de crear una nueva historia en el momento que lo decidas, recuerdo claramente ese momento, en la popa de ese barco, tomando la decisión de nunca más volver a permitirme dejar mi futuro en manos de mi pasado, lo que me abrió la puerta a un infinito de posibilidades hacia adelante.

    La vida me seguía sorprendiendo y ahora llegaba a una convención en Las Vegas en Septiembre de 2015, donde Robert Kiyosaki dio una conferencia en la que yo esperaba escuchar acerca de los vehículos financieros, tipos de ingresos y todos los conceptos técnicos que lo han hecho alguien mundialmente conocido, pero mi sorpresa fue darme cuenta que el tema central de su charla fue totalmente enfocado al SER, lo cual me hizo dar cuenta una vez más que todos los resultados que genero en mi vida parten de mis hábitos, mi sistema de creencias, mis paradigmas, mi visión, mi certeza, y con esto, entender, que el crecimiento nunca termina.

    Como dijo Steve Jobs en su discurso a los graduados de la Universidad de Standford, “solo se puede conectar los puntos viendo hacia atrás”, y ahora entiendo que todas esas experiencias y muchas otras me tienen hoy aquí, queriendo cumplir mi misión compartiendo contigo todo aquello que he aprendido y que me ha servido a lo largo de mi camino. Como podrás ver, en los contenidos que he creado para ti, abordo temas de distintas áreas, como las finanzas, la familia, tu sistema de creencias, relaciones, emprendimiento, etc., todo esto con la única intención de poner a tu alcance herramientas que te ayuden a lograr lo que todos queremos, ser feliz, porque de nada sirve toda la información del mundo si al final no estás disfrutando el camino tanto como la meta en si. Deseo de corazón que en alguno de los contenidos escuches, veas, vibres y descubras eso que te ayudará a descifrar la combinación que abre el candado de la felicidad en tu vida.

    Me despido por el momento, esperando algún día poder conocer tu historia también y que juntos inspiremos a más personas a ser felices siendo la mejor versión de si mismos agradeciendo el pasado, disfrutando el presente y construyendo el futuro.

    Tu amigo.

    Angel Ortega







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